Rumbo a la vacuna contra la malaria
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2010 murieron alrededor de 660.000 personas de malaria en el mundo, el 90 por ciento de ellas en África. Esta enfermedad es transmitida por los mosquitos anopheles. Los mosquiteros son útiles para protegerse contra estos mosquitos, pero no pueden combatir la malaria a gran escala, y aunque existan medicamentos para tratar la enfermedad, todavía no se ha logrado crear una vacuna contra el parásito.
Investigadores estadounidenses del Instituto Nacional de Salud (INS) en Bethesda han logrado dar un importante paso adelante, probando con éxito una vacuna antimalaria. El equipo de investigadores del INS cultivó un tipo especial de parásito de malaria. Luego de debilitarlo, lo inyectó por vía intravenosa en voluntarios. Kai Matuschewski, del Instituto Max Planck de Biología de las Infecciones en Berlín, describe los resultados como un avance tecnológico:
“Hace dos años ya se había probado la misma vacuna. Pero al inyectarla bajo la piel o en el músculo, su efectividad resultó ser nula. Fue muy decepcionante. Todos habían esperado alcanzar la inmunidad.”
En el segundo intento, la vacuna resultó ser efectiva
Ahora, los investigadores comprobaron la efectividad de esta vacuna que sí ofrece una protección contra la malaria si se inyecta directamente en la sangre. En el caso del estudio estadounidense se trató de un parásito de malaria muy peligroso conocido bajo el nombre científico de Pasmodium falciparum.
Ya desde la década de los años 70 del siglo XX, se sabe que es posible inmunizar a personas contra la malaria, inyectándoles el agente patógeno debilitado. En aquel entonces, sin embargo, el procedimiento era completamente diferente, ya que se intentaba inmunizar a las personas a través de las picaduras de mosquitos especialmente preparados. Éstos se encontraban en contenedores cubiertos con una gasa. Matuschewski describe el procedimiento en el que se usaban alrededor de 200 mosquitos:
“Uno coloca su brazo sobre los contenedores y se deja picar. Es un procedimiento doloroso, por ello, se tiene que esperar un mes hasta repetirlo. Para entonces, la herida ha sanado y la comezón desaparece. Cinco repeticiones equivalen a mil picaduras de mosquitos. Ahora podemos simplificar considerablemente este procedimiento tan desagradable.”
Los científicos estadounidenses utilizaron la misma cantidad de agentes patógenos en sus pruebas más recientes. La terapia funciona inyectando por vía intravenosa esporozoitos atenuados, es decir, una versión 'light' del parásito que causa la malaria. El ensayo contó con la participación de 57 voluntarios que nunca antes habían padecido malaria.
Efectividad depende de la dosis de la vacuna
A cuarenta de ellos se les suministraron diferentes dosis de la vacuna. 17 participantes no fueron vacunados, y de estos casi todos se infectaron. En cambio, de las 15 personas a las que les fue suministrada la dosis más alta, solo tres se infectaron con malaria. Mientras más alta la dosis de la vacuna, más alta resultó ser la cantidad de anticuerpos en la sangre de los voluntarios.
Sin embargo, Rolf Horstmann, del Instituto Bernhardt Nocht de Medicina Tropical, destaca que se trata de una prueba bastante laboriosa:
“Los parásitos de malaria se obtienen de las glándulas salivales de mosquitos infectados. Para ello, los mosquitos tienen que ser preparados: los insectos chupan sangre infectada, hasta desarrollar el agente patógeno que después tiene que ser extraído de los mosquitos. Antes de inyectarse de forma intravenosa, el parásito de la malaria es irradiado.”
No obstante, Matuschewski indica que los agentes son de una cepa de laboratorio, es decir una cepa de cultivo que circula en los laboratorios desde hace más de 40 años. Todavía llevará tiempo hasta que se encuentre una vacuna contra la malaria. Investigadores calculan que este descubrimiento no se hará hasta antes del año 2030.
Autor: Gudrun Heise/ VC
Editor: Pablo Kummetz