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Perezosos: una vida ahorrando energía

También en la naturaleza se derrocha y se ahorra energía. La evolución empero parece favorecer más el ahorro, como en el caso del perezoso. Pero ¿es realmente pereza lo que motiva a este animal de selvas suramericanas?

Perezoso en una selva de Panamá.Imagen: Fotolia/photographee2000

Nos encontramos en el llamado Ecuatorium, del zoológico de la ciudad de Duisburgo, en la Cuenca del Ruhr. Aquí hay sólo animales que provienen de las cercanías de la línea ecuatorial, como el perezoso.

Los perezosos están completamente adaptados a la vida arborícola, desplazándose muy lentamente entre las ramas. Caminan con mucha dificultad sobre el suelo. Las hojas, su principal fuente de alimento, proporcionan muy poca energía y nutrientes, y no las digieren fácilmente. Por esta razón, los perezosos tienen estómagos de acción lenta, muy grandes y especializados. Su estómago tiene múltiples compartimentos en los que habitan bacterias simbióticas que descomponen las hojas duras. Su digestión puede durar un mes o más.

El inspector del zoológico de Duisburgo, Jan Swatek se hace a la búsqueda de Mats y Frederike, dos de los perezosos que aquí hacen honor a su nombre. Hoy lo único que les gusta hacer es bostezar. Entre los humanos se propaga el deporte como garantía de salud, ¿no vale este principio para los perezosos?

“No podemos medir con precisión cuántas horas al día duerme un perezoso. Pero lo que sí está claro es que éstos son los animales que ahorran más energía, en todos los aspectos”

Los perezosos de Duisburgo viven en similares condiciones que en América Latina. Ellos mismos hacen parte de un nicho ecológico en perfecta armonía con la naturaleza y no necesitan moverse ni para buscar alimento: las hojas que comen crecen frente a sus hocicos. Pero los perezosos son tan perezosos que los científicos tienen dificultades para estudiarlos, como cuenta Jan Swatek

Mats, el perezoso macho, llegó aquí de la Universidad de Jena, en donde un estudio sobre movimiento fracasó porque el perezoso, sencillamente, no se movió. Por eso fue enviado a aquí a hacerle compañía de la única hembra en la región”.

Pero los estudios científicos sobre movimientos y ahorro de energía en perezosos pudieron ser terminados con otros congéneres. ¿Cómo se han adaptado los perezosos a una toda vida pendiente de las ramas de un árbol? Las patas anteriores son más largas que las posteriores y están provistas de uñas con forma de hoz que les permite formar un gancho para colgarse de las ramas. En la cintura pectoral la clavícula se articula con el coracoides, carácter único entre los mamíferos.

También su aparato muscular está adaptado para vivir de cabeza, agrega el biólogo John Nyakatura, de la Universidad de Jena.

“El músculo pectoral humanos se extiende del esternón hasta la clavícula. En los perezosos el pectoral llega hasta la muñeca. Esto les permite usar los brazos como un candado muscular. Así los perezosos no necesitan emplear más fuerzas para pender de cabeza de las ramas.”

Mientras los humanos no podríamos vivir de cabeza, los perezosos mueven para ello sus músculos y huesos como cualquier otro mamífero. Con una diferencia: los mueven en dirección contraria. Un método de ahorro de energía que impide empero movimientos rápidos. Eso los hace presa fácil de depredadores y víctimas fatales de accidentes de ramas que se quiebran.

“Eso los obliga a examinar muy cuidadosamente la fortaleza de las ramas que pisan. En experimentos hemos observado cómo los perezosos prueban primero con la nariz la seguridad de las ramas.”

En las selvas de América Latina también tienen que advertir el peligro de depredadores diferentes a los humanos, como aves rapaces o felinos. Escapar: ni modo para un perezoso. Jan Swatek:

“Pero un perezoso no rinde sin pelear. Ellos atacan con las uñas muy rápidamente. Aunque contra un tigre o un puma el perezoso tiene todas las de perder. Por eso la estrategia es no llamar la atención con movimientos no calculados”.

A pesar de que el perezoso ahorra energía para sobrevivir, la impresión de los humanos es que se trata de un animal lleno de abulia, no en vano es llamado perezoso. Pero, como dice Jan Swatek, el perezoso no es perezoso sino lento.

Autor: José Ospina-Valencia
Editor: Emilia Rojas