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Las nuevas cabezas de Europa - ¿Oportunidad desperdiciada?

La UE deseaba con el Tratado de Lisboa regular la cooperación y convivencia de sus miembros. Sin embargo, los jefes de Estado y Gobierno han elegido los nuevos líderes de Europa. ¿Quizás demasiado rápido?

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Unión Europea deseaba lograr, con el Tratado de Lisboa, unas bases que regularan la cooperación y convivencia de sus 27 miembros de manera tan clara, que hicieran realidad la utopía de una „Europa con una sola voz y un solo rostro“. Sin embargo ahora, los jefes de Estado y Gobierno se han puesto de acuerdo demasiado rápido al elegir las nuevas cabezas políticas de Europa. Trataron de evitar cualquier riesgo e hicieron una elección que ha despertado la crítica y la burla del mundo. La Alta Representante para la Política Exterior será Catherine Ashton, que hasta ahora había sido la comisaria de Comercio. El Presidente del Consejo será el primer ministro belga Herman van Rompuy. Muchos ni siquiera les conocen, incluso en la propia Bruselas. Esto muestra claramente como funciona la UE y cuáles son sus límites.

No fue por falta de candidatos. Allí estaban Jean-Claude Juncker o Tony Blair como posibles futuros presidentes del Consejo Europeo. David Milliband o Joschka Fischer podrían haber sido responsables de Exteriores. Cualquiera de ellos hubiera dado más realce a Europa en el mundo. Pero eso es al parecer precisamente lo que los grandes jefes de la UE querían evitar: temen por su propia influencia y su imagen en el contexto europeo. Tanto la canciller alemana Merkel como el presidente francés Sarkozy consideran que Ashton y Van Rompuy representan una „elección excelente“. Probablemente también el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso puede sentirse contento, seguro de que los nuevos políticos en la cúspide no le harán sombra.

Ambos nuevos cargos son políticos experimentados y con claras virtudes; no hay que olvidar esto. Van Rompuy tiene fama de saber llevar al éxito incluso negociaciones casi imposibles. Ashton a su vez es objetiva y mesurada. No busca el propio protagonismo, no es „una ególatra“, como ella misma ha declarado. Parece que en Europa todo quedará como estaba, no tendremos por ahora la "Nueva Europa“ que nos prometieron