CO2: ¿salvador del medio ambiente?
El dióxido de carbono es un producto de desecho que es liberado cuando, por ejemplo, se quema madera o carbón. Pero también puede ser captado y usado de nuevo. Esta variante implica una dificultad. El CO2, como se denomina al dióxido de carbono en forma abreviada, no se conecta con otras sustancias químicas. Es por ello que el reciclaje de dióxido de carbono es asunto complejo.
“Es imposible reciclar CO2 sin generar nueva energía”, dice Michael Carus, director general del Instituto Nova, organismo que tiene su sede en Colonia y que se encarga de brindar asesoramiento independiente en el uso de materias primas renovables. Debido al elevado consumo energético, el reciclaje de dióxido de carbono poco puede contribuir a la protección del clima. Por eso son necesarias alternativas.
“Si se capta energía solar o eólica, de preferencia sobrantes, se puede avanzar mucho. Es decir, se necesita energía, pero ésta se puede obtener a partir del sol y del viento”, agrea Carus.
Del CO2 al metanol
No son las únicas fuentes posibles. También se puede obtener la energía necesaria a través de plantas generadoras, tanto hidráulicas como geotérmicas. La empresa islandesa Carbon Recycling International ofrece energía geotérmica accesible, a fin de obtener oxígeno a partir del agua.
El oxígeno y el dióxido de carbono obtenido en las plantas geotérmicas son después combinados, y así se fabrica metanol. Éste ya se exporta a los Países Bajos, donde es utilizado para producir combustibles. Carbon Recycling International produce de este modo 4.000 toneladas anuales de metanol a partir de dióxido de carbono.
Es un avance, pero dicha producción está muy lejos de abarcar la demanda de combustible en Europa.
Los procedimientos técnicos para generar combustibles o gas natural a partir de oxígeno y dióxido de carbono no son precisamente de vanguardia, dice Michael Carus: “En Alemania hay 20 plantas en las cuales se intenta aplicar esos métodos. No se hace de modo comercial, pero claramente estamos en una fase previa a ello. Se utiliza energía eólica sobrante para producir oxígeno a partir del agua y, en un segundo paso, se obtiene metano a partir del CO2 y del oxígeno. El metano equivale al gas natural.”
Material para colchones
El dióxido de carbono también se puede utilizar en la fabricación de plásticos. La firma Bayer Material Science toma dióxido de carbono proveniente de una planta generadora a base de carbón, y lo combina con una sustancia química altamente reactiva: el óxido de propileno. Christoph Gürtler, de la firma Bayer, pondera las ventajas de este procedimiento.
“Lo bonito de este método es que la energía necesaria ya se encuentra prácticamente en el óxido de propileno. Éste se encuentra perfectamente preparado para activar al CO2. No debemos llevar a cabo calentamientos adicionales o producir energía adicional. Se trata únicamente de utilizar esencialmente mejor la energía que ya tenemos disponible”, dice el especialista.
Si el dióxido de carbono y el óxido de propileno reaccionan químicamente, componen una nueva variante de los químicos conocidos como polioles. Éstos son muy útiles en la fabricacion de espumas flexibles, con las cuales pueden producirse, por ejemplo, colchones.
“Creemos que el material podría ser fabricado y distribuido comercialmente a partir de 2015. En cuanto a los posibles precios aún no se puede afirmar nada. Aún se trata de un proyecto de investigación, que debe ser evaluado. Al mismo tiempo, es claro que somos una empresa y que sólo podemos continuar desarrollando procedimientos que nos sean rentables”, afirma Christoph Gürtler.
Otros investigadores opinan que el reciclaje de CO2 a través de energías renovables podría ser una contribución para detener el calentamiento global. En teoría, podría además sustituir totalmente el uso de petróleo, gas natural y carbón en la industria química.
Pero para que eso suceda, mucho es lo que se debe avanzar aún.