Alemania y la investigación en la ingravidez
Todos los procesos físicos, químicos y biológicos están supeditados a una condición: la fuerza de gravedad. Todo lo que es más pesado que el aire cae. El agua corre hacia los valles, las burbujas de gas de agua hirviente suben a la superficie.
A la fuerza de gravedad es imposible escapar totalmente. “Lo que les sucede a los astronautas en la Estación Espacial Internacional (ISS), que flotan a 400 kms de la Tierra, es que tanto la estación como ellos están en permanente caída libre dentro del mismo campo gravitatorio; entre la cápsula ISS y la Tierra no hay diferencia de fuerzas”, explica a Deutsche Welle, Manfred Gaida, astrónomo del Deutsches Zentrum für Luft- und Raumfahrt, el Centro alemán de Investigaciones Espaciales y Aeronáuticas (DLR), por sus siglas en alemán.
Pero ¿por qué no qué no cae la ISS a la Tierra? La estación ISS gira en torno a la Tierra con la misma velocidad que ésta lo hace en torno al Sol. “La fuerza centrífuga con que se mueve la nave es igual a la fuerza de atracción que ejerce la masa de la Tierra sobre ella. Ese equilibrio de fuerzas genera una compensación de las mismas”, agrega Gaida. En este “pulso” de fuerzas ni la fuerza de gravedad de la Tierra ni la fuerza escapatoria de la ISS salen ganadoras. Resultado: la ingravidez. Para ello, la ISS gira a 29.000 kilómetros por hora.
Esa constante fuerza que en la misma Tierra pesa sobre todas las cosas es, a menudo, un factor de interferencia en la investigación científica. Para poder optimizar, por ejemplo, una aleación de aluminio, es necesario conocer, exactamente, los parámetros del material. La gravitación empero, impide establecerlos como es deseado. También para poder entender el juego de reacciones, desde en simples procesos físicos hasta en complejos sistemas biológicos, es importante “desconectar” la gravitación
Averiguar qué pasa con el ser humano, las plantas, un material o un medicamento en ausencia de la fuerza de gravedad es esencial. Hay sólo dos formas efectivas de simular la ingravidez: o saliendo de la atmósfera o ejecutando vuelos parabólicos dentro de ella.
Alemania misma no tiene naves propias en el espacio, pero es líder mundial en la experimentación científica en condiciones de falta de gravedad, tanto en las investigaciones desarrolladas en la ISS, la Estación Espacial Internacional, como en vuelos parabólicos realizados en cooperación con la ESA, la Agencia Espacial Europea y la agencia francesa Novespace.
Y Rusia es uno de los socios más confiables, explica el físico Peter Preu, director del Programa de Experimentos bajo condiciones espaciales, del DLR, el Centro alemán de Investigaciones Espaciales y Aeronáuticas y concejal de la ESA, la Agencia Espacial Europea:
“Algunos de los proyectos ejemplares son las cooperaciones de Alemania con Rusia. En la investigación de cristales de plasma, por ejemplo, fueron los científicos alemanes y rusos los primeros en ejecutarlos en condiciones espaciales. Un trabajo conjunto que empezamos en 2001 y que vienen hasta hoy”.
Por otra parte, durante el simposio científico con motivo de la décimo sexta campaña de vuelos parabólicos del DLR, realizada estos 26 y 27 de noviembre en Burdeos, Francia, se dio a conocer una primicia: Alemania ha logrado iniciar una cooperación científica con China en la que un experimento biológico tendrá cabida en la nave Shengzu. Una absoluta novedad, teniendo en cuenta que la investigación espacial en el Reino del Centro está bajo jurisdicción militar. Peter Preu, del DLR
“Hace dos años cerramos un contrato con la comandancia china y en 2011 Alemania desarrollará en China los primeros experimentos. Científicos que experimentan aquí en vuelos parabólicos llevarán a cabo los mismos en Shengzu”.
Pero ¿Cómo se siente la falta de gravedad? Una pregunta que tenemos casi todos a flor de boca.
Birgitt Rambalsky, del Senado de Bremen, invitada por el DLR, voló parábolas por primera vez en su vida. Ella las esperaba sentada en el piso y cuenta que sólo sentía presión en las piernas y la espalda. La delegada de Asuntos Internacionales de la ciudad Estado de Bremen, dice que tan pronto se entra en la fase de la falta de ingravidez no podía pensar… sólo sentir:
“Estaba sorprendida sobre lo que uno siente. Y antes de poder comprenderlo ya se pasaba a la nueva fase. Era imposible distinguir racionalmente los movimientos, lo que le sucedía a los demás, lo que pasaba en mi entorno. Yo experimenté una sensación sin límites. Nada de lo que había vivido antes se parece a la ingravidez”.
Por su parte, Sabine Kogge, directora de comunicaciones del DLR, que ya había volado parábolas anteriormente, cuenta que los humanos podemos aprender a movernos en la falta de gravedad.
“La sensación de pasar de pesar el doble a no sentir ninguno peso ya no es tan sorpresivo. En la superficie terrestre no tenemos falta de gravedad. Aquí, en los vuelos parabólicos vivimos 22 segundos de falta gravedad. 22 segundos sentimos cuán liviano puede ser el ser humano”.
Los vuelos parabólicos fueron concebidos para preparar a los astronautas que van a abandonar la Tierra. Pero en Europa sirven adicionalmente para desarrollar tecnología a implementarse en la ISS o en probables viajes a la Luna, Marte y otros destinos siderales. Con los vuelos parabólicos se impulsa igualmente la investigación industrial y médica.
Autor: José Ospina-Valencia
Editor: Pablo Kummetz